Día 3, esperando la fumata blanca, un fumado se puso la toga

 Había pensado para hoy, dedicar mis palabras a la elección del sumo pontífice, pues al final vimos la fumata blanca, pero a la vista de la sorpresa que nos reservó el colegio cardenalicio, reservo para un momento posterior mi análisis del recien nombrado Francisco I.

 Como el comportamiento humano, en lo que a la parte negativa se refiere, parece no tener límites, ha sido un compañero  el que me ha inspirado el escrito de hoy. No aplicaré calificativos para evitar caer en ilícito alguno, pues todos los que se me ocurren seguro que entrarían dentro del contenido de alguno de los tipos penales, suerte que el deseo de no tener que llamarlo compañero no pueda ser calificado dentro de ningún ilícito.

 Y es que en la presente jornada, cuando dedico mi tiempo a la lectura de la prensa, se me alteró la expresión y se me llenó de sumo estupor, siendo generoso en dicha expresión por ahorrar sensaciones desagradables al lector, al ver como en el ejercicio del derecho de defensa, un compañero utilizaba la expresión «Los mendigos no son humanos, son un cancer», optimista de mi, pienso, se estará refiriendo a que la situación que avoca a la gente a la mendicidad es uno de los canceres de nuestra sociedad, pero cuando continúo leyendo me encuentro con que dice «Yo he visto vecinos apartando cartones y a estas personas, con chinches y piojos, para poder entrar en su casa. Esto no son personas humanas. No han trabajado en su vida. Son cánceres de la sociedad. Yo si tengo un cancer, el médico me lo extirpa. Pues esto es igual» «Añorada la ley de Vagos y Maleantes, hoy empieza a resurgir en ciertos círculos políticos que tienden a prohibir la mendicidad, plaga de nuestras ciudades porque hay nostalgia de tiempos pasados».

 Uno que en su momento fue soñador, y creía en el Estado de Derecho, cuando estudiaba en la facultad se imaginaba la profesión de abogado, como jurista, defensor firme de los intereses de su cliente, pues ese es su trabajo, pero con respeto a la legalidad, a un minimun ético, y manteniendo en todo momento la cortesía procesal, pues no todo vale al defender a un cliente, y uno tiene que defender con firmeza, con rigor y con pasión, pero uno es denfesor, no parte. Con el respeto que da lo leído en prensa, pues no siempre, es todo lo riguroso con la verdad que se debe, pero presumiendo su veracidad, a al oído que no vista, de lo dicho por el todavía compañero. Pues la profesión de abogado, es una profesión de quien es jurista, del defensor, pues la defensa es una necesidad del sistema, y toda persona tiene derecho a la misma, pero como antes decía, eso no debe convertirte en parte, y ahí se encuentra el límite. Un letrado es un profesional del derecho, no es un aregandor de masas, ni un político, ni un personaje de la farándula, ni un leguleyo, por ello como quien en su momento ejercía tan noble profesión, me siento triste, en el sentido emocional de la palabra, pues aunque no ejerciéndola, sigue siendo mi profesión, y porque un borrón tan grande, luego sirve para mancharnos a todos, y expande una imagen nefasta de una profesión vocacional, noble e infravalorada, pero también me siento triste como ciudadano, como parado, de ver como un compatriota, pues al letrado le presupongo la nacionalidad española, humilla a quien se ve en la peor de las situaciones sociales, cuando las estadísticas daban esta semana que existe una oferta de trabajo por cada cien demandas, cuando yo mismo no se que será de mi vida en los próximos años, cuando la gente se ve inmersa en la pobreza y en la mendicidad vergonzante, en aquella que le sucede a personas que quieren trabajar, que pueden porque estám sobradamente capacitados para ello y que se les enajena por parte de unos dirigentes incapaces, que han degenerado una situación en la que uno de cada 99 parados están abocados a continuar siéndolo. Ruego se me perdone el atrevimiento de la generalización, pero en la casta gobernante, no me he encontrado partido alguno en mi región, que teniendo representación parlamentaria esté exenta de corrupción y haya realizado labores efectivas de recuperación.

 No siendo mi opinión, pero haciendo un ejercicio de ironía, que opinaría el compañero, si alguien entendiese que un nanogenario, es un lastre de la sociedad, y que debería procederse a una eutanasia social a partir de determinada edad, y que no tengo por que pagar el mantenimiento vital de quien supera determinadas edades, y si además ejerce la profesión una vez superada la edad legal de jubilarse, debe ser retirado hasta que expire su vida en una retirada inanición. Lógicamente lo anteriormente dicho es una barbaridad, pero, se trata de la misma lógica que el argumento de la defensa, es decir otra barbaridad.

 El derecho de defensa, es un derecho constitucionalmente consagrado, no cabe su mutilación, ni su acotamiento, pero las cosas son lo que son y no lo que las partes dicen que son, y una cosa es el derecho de defensa y otra la humillación gratuita de la víctima, así como de una gran parte de la sociedad, sin interes de defensa alguna, y ese atenta directamente contra la deontología profesional, contra el propio derecho de defensa, pues viola su nombre para utilizarlo para algo totalmente diferente, y por último tiene un valor incendiario en el sentido que el humillado se ve claramente agravado, aunque sin amparo jurídico alguno.

 Es una simple opinión, pero creo que esta noticia es una fumata negra para la abogacía que, esperemos que supere la fumata blanca que emita el colegio madrileño.

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Día 2, en que el gallego se empeña en ser campeón

 El humo negro que salía de las chimenéas de lo alto del Váticano, nos devolvió a la realidad de nuestra querida gran nación, pues nuestros queridos cargos electos de uno y otro partido no nos permiten el descanso preciso, para contemplar con calma la acción del espíritu santo allá por tierras romanas.

 Es don José Blanco, el que en el día de hoy, aunque en su descargo no por voluntad propia, se ha eregido en protagonista. Pues si bien el que antaño fuera ministro, no finalizó sus estudios de derecho (o al menos esa es la constancia que se tenía al término de la legislatura, desconocemos si en los últimos tiempos don José se aplicaría y alcanzara la meta de la licenciatura), se ha visto por las casualidades de la vida, aquellas a las que te llevan determinadas amistades, a enfrentarse a la práctica del derecho penal, desde la posición de quien recibe una imputación. Se empeña su señoría ( que a falta de dimisiones, sigue siéndolo), en elevar la bandera de la presunción de inocencia, si bien respetando la misma, que nadie duda se deba aplicar en el ámbito penal, no tiene relevancia alguna en la responsabilidad política, aunque esta por ambigua y difuminada queda reducida a la nada, sobre todo cuando la misma, en la práctica no es usada. Y aunque si parecía que existía una cierta costumbre de reclamar dimisiones al llegar una imputación, las mismas nunca se solían realizar por las excusas más peregrinas, pues aunque la presunción de inocencia operase en el ámbito penal, la representación del cargo público, electo por voto, y no por mérito, es una relación de confianza, confianza obligada muchas veces por el sistema, pero confianza al fin y al cabo, aunque se desconfíe de ella. Pero como dicha relación de confianza se regula de forma vaga y arbitraría y siempre de forma tuitiva en favor del elegido, es cierto que no existe obligación alguna que pueda derivarse de la responsabilidad política, en tanto que no infringa alguna de las otras responsabilidades que recoge el ordenamiento jurídico, y que se depure por los cauces señalados al efecto. Por tanto el Señor diputado, invoca la presunción de inocencia, en tanto no se abra el juicio oral, pues debe ser que la oralidad del juicio es la que acredita para su señoría la responsabilidad política.

 Cuantas veces hemos escuchado, que no se dimite porque no está imputado, ahora escuchamos que no se dimite porque no se ha procedido a la apertura del juicio oral, pero no podemos escandalizarnos de nada, porque aunque exista sentencia condenatoria, atenderemos a disculpas como, que como no existe corrupción, porque sólo se trata de un asunto de prevaricación la dimisión no tiene sentido ya que no se metió la mano en la caja. Es decir, todo vale en el mundo del cargo electo para aferrarse al cómodo asiento que se tiene en el emiciclo, pues se olvida que quien paga dicho asiento es el ciudadano que con su sufragio le ha dado su representación, pero como se nos permite ver cada día, no porque este fuera el mejor representante posible, o aquel que el ciudadano querría, sino porque miremos hacia donde miremos no encontramos en el momento presente aquel que realmente nos represente.

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Dia 1, Ponferrada o el ejemplo extremo de la realidad española

 La ùltima tropelìa de la casta polìtica, proviene de tierras leonesas, de esos lugares en los que antaño la orden del temple instalaba sus enclaves y los sùbditos de Roma arrancaban el oro de las montañas bercianas.
Asì, la historia se repite, aunque esta vez de forma màs nauseabunda, pues si hace unos años, con una puesta en escena propia del mismo bollywood, que tampoco se merecen màs, era la madre de la antigua ministra socialista y sus compañeros, los que a travès de esa instituciòn llamada transfugismo, conseguian alcanzar el ansiado sillòn, limpiando eso sì, en aquello que se pudiese, simulando presùntamente una escapada del que fuese su partido, al que volverìan cual hijo pròdigo tras pasar el año de rigor. Es ahora el nuevo alcalde ponferradino, el que alcanza el consistorio bajo el manto tutelar de un condenado por acoso, delito que para mayor escarnio de la sociedad fue cometido desde el cargo pùblico y contra otro cargo pùblico. ¿Volveremos a asistir al sainete de Benidorm, ahora en tierras màs septentrionales?, si atendemos a la fiabilidad de nuestros polìticos y a los conocimientos que nos da la experiencia, posiblemente si. Al menos la actuaciòn parece que ha sido màs elaborada en la presente obra, asì vemos el arrepentmiento del presunto responsable polìtico, que haciendo acto de contricciòn muestra su lamento pùblicamente, pero que a diferencia del Santo Padre, no incluyò la dimisiòn.
Dentro de la gravedad de la tragicomedia repetida, esta quedarìa nada màs, que en una reiteraciòn del transfugismo de nuestro pais, con el agravante acosador, pero en esta ocasiòn es importante no perder la perspectiva y tratar de ver el escenario polìtico en su conjunto, pues no asistimo sòlo al drama berciano, sino que se trata de un acto màs de la tragedia nacional, que comenzò con los derroches ilimitados de la era zapatero, casualidades de la vida todo comienza y termina por los territorios del Reino de Leòn, para continuar bajo los auspicios de Virrey de Ponferrada con un elenco interminable de situaciones que en cualquier otra naciòn habrìa finalizado con el magnicidio en forma de dimisiòn, pero como en España siempre quisimos ser diferentes extensimis el acto corrupto a la oposiciòn y a los virreinatos de las provincias perifèricas, y no contentos con ello incluso al tercer partido en discorfia, ese que se vestìa los trajes de caballero andante para desfacer entuertos. Pero centràndonos y enumerando, aunque sea a tìtulo ejemplificativo, vemos como en el mismo socialista partido, en una y otra localidad, asì como en las distintas comunidades les florecen los escàndalos, quien no recuerda los famosos ERES, de los dominios del inmortal Chaves, o lo campeòn que se nos hizo, aquel al que llamaban Pepiño, sin dejar de fijarnos en los anhelos de esa quimera inexistente llamado federalismo que aparece por Cataluña, y por reciente y sin enumerar màs avatares de la rosa, para no resultar cansino, el recien anulado plan de ordenaciòn urbana de Gijòn que bordea peligrosamente los muros del derecho penal. Pero si viajamos de Ferraz a Gènova las cosas no cambian mucho, y nos encontramos con el mismo gusto tràgico polìtico, estilo ya iniciado con el casi olvidado Matas, ni que decir del gran èxito de Gurtel, y ya los grandes reyes de la cartelera Bàrcenas y Sepùlveda, eso si por prudencia respetaremos la presunciòn de inocencia de la sra ministra, al menos por ahora. Pero cuando se nos reiteraba que no todos los polìticos son iguales, aparecen en escena las bolsas de dinero, los 3%, y las pelìculas de espìas, asì como los que consideran que la prevaricaciòn no es corrupciòn mientras sus jefes se olvidan de pagar al fisco mientras gritan que deben subirse los impuestos.
Una obra dramàtica y con demasiados actos, pero por desgracia basada en hechos reales y en la que el pùblico en breve pasarà hambre para poder pagar la entrada obligada que mantenga el estatus de estos actores ennoblecidos por su nuevo encastamiento polìtico, pero este ùltimo acto es demasiado repugnante, quizas no por su entidad si por su realidad, y sobretodo vista desde los ojos del pùblico hambriento, que lleno de razones extenderà su sentencia a toda la casta polìtica, que aunque del ùltimo acto no sea culpable, si lo es de la integridad de la obra dramàtica

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España año 0

Bienvenidos, a este centro de opinión, que no deja de ser, ni quiere ser más, que el lugar de desahogo de uno de esos cerca de 6 millones parados, que deambulan en este momento por las calles de la que en otros tiempos fuera miembro honorífico de la Champions League de la Economía. Espero que sea del gusto del lector que las corrientes de este mar de informaciones, le haga caer en esta playa, y entre todos, poder esbozar sonrisas y llantos desde el mundo de las palabras que la informática nos ha blindado.

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